
Cuatrocientos millones de personas en todo el mundo sufren trastornos mentales, neurológicos u otro tipo de problemas relacionados con el abuso de alcohol y drogas. Algunas de las enfermedades mentales más comunes son la esquizofrenia, Alzheimer, epilepsia, alcoholismo, entre otras.
Al hablar de trastornos mentales, nos referimos al pensamiento humano y todas sus funciones, las cuales pueden desmoronarse, como un castillo de arena y verse afectadas por diferentes enfermedades que pueden aparecer en cualquier momento de la vida, desde que somos niños hasta la vejez. Es importante que sepamos que ninguno de nosotros es inmune a los trastornos mentales, no importa en qué país vivamos o si somos ricos o pobres.
En los países desarrollados, las personas con discapacidad mental luchan todos los días por salir adelante en medio de todo el rechazo al que se enfrentan, a pesar de que cuentan con programas de rehabilitación para integrarlos a la vida social. Por otra parte, en los países en vías de desarrollo, la pobreza, el abandono y la marginación son el común denominador de las enfermedades mentales, y aunque cada vez hay más y mejores tratamientos, en estos países se tiene poco acceso a este tipo de atención.

La Organización Mundial de la Salud trabaja para lograr una mejora de la calidad de vida de las personas que tienen una enfermedad mental, así como de sus familiares y de todas las personas de su entorno. Asimismo, su objetivo es que la atención médica llegue cada día a más personas y que seamos concientes que aquellos que padecen enfermedades mentales necesitan menos exclusión, menos discriminación y más ayuda para poder desarrollarse y vivir mejor.